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Cómo ambientar una obra de ficción (II)


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Por César Sánchez Ruiz



Capítulo 1



Espero que hayas empezado el año con energía literaria. En el artículo anterior, que publiqué en diciembre, te había hablado sobre cómo ambientar una obra de ficción. Pues bien, en este primer artículo de 2021, y visto que el microbio sigue ahí fuera, voy a mostrarte cómo podrías crear el ambiente de la época en la que estamos: la de la pandemia de COVID-19.

Como había explicado en el artículo anterior, el proceso para ambientar una obra de ficción consiste en incluir en la historia o en la narración todo un conjunto de elementos, de todo tipo (escenarios, objetos, personajes, acciones, comportamientos, textos...), que ayuden a crear la impresión de estar en el lugar y el tiempo en los que transcurre la acción.

Bien. Voy a ambientar una ficción que transcurra en un piso de una ciudad cualquiera durante el confinamiento de la población que se produjo en muchos países a raíz de la primera ola de la COVID-19, allá en la primera mitad de 2020. La historia da un poco igual: podría ser la de una pareja, la de una familia, la de una persona solitaria... Tendremos, al menos, un personaje, que habrá quedado confinado en el piso en el que vive.

Fíjate en que el piso en sí apenas nos dará juego en lo que respecta a la ambientación, puesto que no será un escenario particular de la época que queremos recrear, sino un piso que ya estaba ahí, con sus paredes, sus habitaciones y sus puertas, antes de que comenzasen los contagios, y que, por tanto, no remitirá por sí solo a ningún encierro domiciliario.

Para lograr una ambientación de este confinamiento tendremos que hacernos con elementos que tengan que ver, más que nada, con las personas, ya que esta primera cuarentena no causó cambios en las viviendas o en las ciudades en sí, sino un cambio en el modo de vida de la gente, que pasó de poder moverse y relacionarse a estar cautiva entre cuatro paredes.

Si hemos vivido la época o situación que queremos recrear, como será tu caso (supongo que tú también sufriste el confinamiento en menor o mayor medida), una buena manera de empezar a conseguir elementos de ambientación es recurrir a nuestros recuerdos.

Por ejemplo, recuerdo que durante los primeros días del confinamiento había mucha incertidumbre por lo que pudiera pasar debido a la rápida propagación del virus, y que ya luego, cuando las restricciones empezaron a hacer efecto y se decidió prorrogar la cuarentena, la sensación era de agobio por llevar tantos días de encierro. Pues bien, podríamos hacer que, simplemente, en algún momento el protagonista o cualquier otro personaje mencione uno de estos sentimientos, la incertidumbre o el agobio provocados por la pandemia.

También recuerdo que oía jugar a los niños en el piso de al lado (las escuelas cerraron, y los alumnos tuvieron que quedarse en casa durante tres meses), y que en ocasiones oía a través del suelo o de las paredes cómo alguien tosía en algún lugar del edificio; era la tos seca tan característica de la COVID-19 que ya había oído en la calle en más de una ocasión. Estos dos elementos también servirían para ambientar la ficción: podríamos mostrarlos directamente o hacer que un personaje los mencione.

Igualmente, recuerdo que por las mañanas me despertaba muy temprano el canto de los pájaros. La calle en la que vivo es una por la que normalmente pasan vehículos, pero debido a las restricciones de movilidad, apenas tenía tráfico durante el confinamiento, y los pájaros la habían hecho suya. Este despertar temprano tan particular sería otro posible elemento de ambientación.

Luego, puedes hacerte con más elementos recurriendo al conocimiento que tengas sobre el mundo que quieres recrear, por más que no sea ya un conocimiento de primerísima mano. Puede que se trate de algo que te hayan contado, o que hayas leído, o que hayas visto en la noticias en la TV.

Por ejemplo, durante el confinamiento mucha gente se vio obligada a teletrabajar. A mí esto no me afectó, puesto que yo llevaba ya unos cuantos años trabajando desde casa como profesor de escritura creativa (aprovecho para recordarte que tienes mis servicios y cursos a tu disposición), pero, para la mayoría, esto de trabajar desde casa fue una novedad, y provocó que muchas personas se pasasen todo el día en pijama. Perfectamente podríamos hacer que uno de los personajes tenga este comportamiento.

De la misma manera, mucha gente aprovechó el tiempo libre que se tenía en casa, sobre todo los fines de semana, para hacer gimnasia, o para ver series, o para leer más, o para aprender a cocinar... Cualquiera de esta actividades valdría para ambientar, pero cuanto más propia sea del periodo de confinamiento, más estaremos contribuyendo a crear la impresión de estar en él.

Investigar te resultará muy útil. Por ejemplo, podrías buscar en Internet artículos que expliquen a qué dedicó la gente su tiempo libre durante el confinamiento, y de ahí sacar ideas para ambientar la obra.

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Si en algún momento de la historia el personaje sale a la calle, el procedimiento para ambientar esa parte de la historia sería análogo: tendrás que buscar elementos del estilo que se apliquen a las calles de la ciudad y que ayuden a recrear un confinamiento total de la población.

Para empezar, tendremos que hacer que en la calle haya pocos transeúntes y circulen pocos vehículos, ya que durante el confinamiento no se podía salir más que para lo estrictamente necesario; por ejemplo, para comprar comida o medicinas o acudir a un trabajo esencial. Si no lo hacemos así, el problema que tendrá la obra no será tanto de falta de ambientación como de falta de verosimilitud: no resultará creíble que en una ciudad, durante un confinamiento de la población, haya mucha actividad en las calles.

A partir de aquí, podemos potenciar la ambientación haciendo que en la calle, más que poco movimiento, apenas se vea transitar a nadie. Por ejemplo, si el personaje ha salido para comprar víveres en el supermercado que tiene a cien metros de casa, podemos hacer que en el trayecto de ida únicamente se cruce con una persona y no vea circular más que un vehículo; incluso, para crear aún más ambiente, podríamos hacer que este vehículo fuese una ambulancia con la sirena encendida.

También podríamos mencionar el silencio. La mejor manera de mostrar un silencio es mediante un contraste. Fíjate: podemos mencionar algún sonido que normalmente no llegaría a oírse en una ciudad debido al ruido del tráfico, de las obras y de la gente en general, o que pasaría inadvertido, y de esta manera se entenderá que la ciudad estaba en silencio, ya que, si ni lo estuviese, no se oiría ese sonido. Por ejemplo, podríamos informar de que lo único que se oía era la sirena de una ambulancia lejana. Alternativamente, podríamos informar de que lo único que se oía el canto de los pájaros, y así, de paso, estaríamos informando de que los animales, ante la ausencia de personas y coches, habían hecho suya la ciudad.

Recuerdo que durante los primeros días del confinamiento, que era cuando más miedo a contagiarse había, sucedía que, a menudo, cuando te cruzabas con alguien en la calle, esa otra persona se echaba a un lado para mantener la distancia. Este comportamiento también nos valdría como elemento de ambientación: podríamos hacer que el personaje se cruce con una persona y que esta se aparte por miedo a contagiarse.

También recuerdo que durante el confinamiento se formaban colas en el exterior de las tiendas, ya que los aforos de los locales estaban limitados. Pues bien, estas colas serían otro posible elemento de ambientación: podríamos hacer que cuando el personaje llegue al supermercado, vea que hay dos o tres personas haciendo cola para entrar. Fíjate en que perfectamente se podría hacer que no hubiese cola, es decir, se trata de un elemento accesorio, como muchos de los que se usan para ambientar una obra de ficción: si no lo incluyésemos, la historia no quedaría afectada.

En fin, podríamos recurrir a muchos otros elementos para ambientar la ida del personaje al supermercado y su regreso a casa. Estos que he mencionado los he sacado de mi experiencia callejera durante el confinamiento, pero también podríamos sacarlos de lo que nos hayan contado otras personas o de lo que se haya publicado en los medios.

Por ejemplo, durante el confinamiento se hicieron virales algunos vídeos en los que se veía a personas que sacaban a pasear al perro o iban a tirar la basura disfrazados: de dinosaurio, de Spiderman, de la Bella y la Bestia... Pues bien, podríamos investigar un poco y tratar de encontrar algún comportamiento peculiar del estilo que nos pueda ir bien para la historia que estamos contando.

También se hicieron virales algunos vídeos en los que veía a animales salvajes que, aprovechando la coyuntura, se habían adentrado en zonas urbanas: jabalíes, ciervos... y hasta un oso. Podríamos indagar un poco y hacernos con una relación de los animales salvajes que actuaron así, y quedarnos con el que mejor nos vaya que vea el protagonista de nuestra historia en su trayecto al supermercado.

Bueno, pues hasta aquí este artículo. Espero que el ejemplo te ayude a ambientar tus obras de ficción. Si la explicación te ha resultado valiosa, y no quieres perderte las próximas que escriba, únete a mi ejército literario, y te enviaré un aviso cada vez que publique una, además de contenidos que solo envío a mi lista.

¿Quieres leer más sobre el tema de la ambientación? Aquí tienes este artículo, en el que te explico cómo, mediante la ambientación, podemos crear una determinada atmósfera.



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