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5 funciones dramáticas que pueden cumplir los personajes de una obra de ficción
Por César Sánchez Ruiz
El microbio no solo se resiste a marchar, sino que está atacando con fuerzas renovadas. Para que puedas seguir quedándote en casa, aquí tienes un artículo en el que te doy a conocer cinco funciones dramáticas que pueden cumplir los personajes de una obra de ficción. Puedes usarlas para darles a tus historias el desarrollo que necesiten.
Las cinco funciones que voy a explicar son las correspondientes al aliado, el mentor, el traidor, el competidor y el esbirro. Aparte de estas cinco, existen otras (la víctima, el hombre o la mujer fatal, el guardián...), pero las dejo para otra ocasión.
Bien, veamos estas cinco funciones:
Un personaje cumple la función de aliado cuando, a cierta altura de la historia, se une al protagonista en su lucha. La motivación del aliado no tiene por qué ser la misma que la del protagonista, sino que, simplemente, le interesará, por la razón que sea, luchar a su lado.
Por ejemplo, en una historia en la que el único heredero de una casa, tras mudarse a ella, haya notado una presencia extraña en una de las estancias, y necesite librarse de esa presencia, podría contactar con un parapsicólogo y pedirle que le ayude a investigar el asunto. El experto, si aceptase, pasaría a ser un aliado del protagonista. Su motivación no sería, sin embargo, dejar la casa libre de cualquier presencia extraña, como sí lo desea el propietario, sino, por ejemplo, lograr evidencias de que un ente está infectando la casa y ganar reputación como investigador de fenómenos paranormales.
Gracias a esta alianza, la lucha se equilibrará: el protagonista estará ahora en mejores condiciones de lograr su objetivo. Además, la alianza permitirá que la lucha tenga más desarrollo. Por ejemplo, entre ambos personajes podrían surgir desavenencias que el protagonista haya de resolver. Un aliado podría, incluso, traicionar al protagonista y pasarse al bando contra el que ambos estaban luchando.
Si un aliado permanece junto al protagonista al lo largo de prácticamente toda la historia, adquirirá una buena parte del protagonismo de la misma, es decir, acabará siendo un coprotagonista de la lucha narrada.
En una trama puedes incluir también un mentor. Un personaje cumple esta función cuando enseña al protagonista cómo actuar para alcanzar el objetivo que está persiguiendo. El mentor suele ser alguien que ya recorrió en su momento el camino que el protagonista ha de recorrer ahora.
Por ejemplo, en una historia en la que alguien, para evitar que le embarguen, y también como venganza, decida cometer un robo en las oficinas del director del banco que le engañó, y no tenga ninguna experiencia en robos, podría contactar con un antiguo ladrón de bancos para pedirle que le enseñe cómo debe llevar a cabo el atraco. Si el antiguo ladrón de bancos accediese, pasaría a ser el mentor del protagonista.
Con la inclusión de un mentor estarás, al igual que con la de un aliado, equilibrando la lucha entre el protagonista y su antagonismo: gracias al mentor, el protagonista adquirirá un conocimiento que le resultará útil para superar los obstáculos que se interpongan entre él y su objetivo.
Un mentor podría mantenerse al margen de la lucha que está librando el protagonista, y limitarse a enseñarle lo que necesita aprender, o, por el contrario, implicarse en ella e, incluso, acabar luchando a su lado, con lo que se convertiría en un aliado del mismo.
En la historia que he puesto de ejemplo, el antiguo ladrón de bancos podría darse cuenta de que tiene la oportunidad de revivir su época de forajido y, de paso, hacerse con un dinero que le permita llevar mejor su jubilación, y tomar la decisión de unirse al protagonista en su lucha por hacerse con el dinero del banco.