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Otros 9 conceptos narrativos que has de tener claros si no quieres que tu narración naufrague
Por César Sánchez Ruiz
Si leíste el artículo 9 conceptos narrativos que has de tener claros si quieres que tu narración llegue a buen puerto, que publiqué allá en abril, seguro que ya no tienes dudas de a qué se refieren los términos argumento, estructura, tema... Pues bien, aquí tienes, a modo de segunda parte del artículo, la explicación de otros 9 conceptos narrativos que igualmente has de tener claros si no quieres que tu obra de ficción haga aguas.
Conflicto
Del conflicto ya he hablado en otras ocasiones, pero se trata de un concepto tan importante que voy a volver a explicarlo aquí, y, además, me servirá para empezar a presentar los demás conceptos.Un conflicto es la lucha que libra un personaje o grupo de personajes contra algo o alguien por alcanzar algo que necesita. Es, como digo, un concepto clave en narrativa, ya que, en el caso general, a una historia se le da cuerpo mediante la inclusión de uno o varios conflictos.
Iré ideando una historia, para ejemplificar los conceptos. Imagina una historia en la que un científico europeo que se encuentre trabajando en un proyecto importante en un país de Oriente Medio (Irán, por ejemplo) se vea obligado a robar unos datos para una potencia extranjera. El hombre se hará con los datos, pero el robo será detectado por los servicios de inteligencia iraníes, y entonces no le quedará otra que darse a la fuga. Pues bien: el conflicto, en esta historia, sería la lucha de este hombre por, primero, hacerse con los datos, y, luego, evitar que le localicen y le detengan.
Para que un conflicto sea sólido y tu historia se sostenga, has de asegurarte de que no falte ninguno de los cuatro elementos que lo han de conformar. Si te fijas, en la definición que he dado arriba ya aparecen indicados:
Un conflicto es la lucha que libra un
PROTAGONISTA
contra un
ANTAGONISMO
por alcanzar un
OBJETIVO
obligado por una
NECESIDAD
Si falla uno de ellos, el conflicto se vendrá abajo. De los cuatro elementos, los tres primeros resultan bastante intuitivos; no así el cuarto, y es por ello que le voy a dedicar el siguiente apartado.
Necesidad dramática
Conviene que te asegures de que en tu historia algo fuerce al protagonista a alcanzar algo, ya que, si no, nada le estará impulsando a la acción y no resultará creíble que se enfrente a nada ni a nadie.En el ejemplo, tendríamos que asegurarnos de que realmente algo obligue al científico a cometer el robo: por ejemplo, podríamos hacer que le ofrezcan a cambio el dinero que necesita para saldar unas importantes deudas de juego, o que le hagan chantaje en relación a un affaire que haya tenido, o que los datos que haya de robar sean necesarios para evitar que sobrevenga un desastre: por ejemplo, que estalle una guerra. En la segunda parte de la historia, la necesidad dramática ya la tenemos definida: el científico se habrá hecho con los datos e, independientemente de que aún los haya de entregar o no, se verá obligado a actuar para ponerse a salvo, ya que el robo habrá sido detectado y, en caso de que lo detengan y lo acusen de espionaje, seguramente lo condenarán a muerte.
La necesidad dramática será una de las dos fuerzas que darán forma a la confrontación: por un lado, el protagonista, empujado por ella, no se podrá quedar tranquilo en su casa o donde esea, sino que se verá obligado a actuar; por otro, el antagonismo, actuando en sentido contrario, le impedirá o dificultará la acción. ¿Quién se impondrá?
En muchas de las obras que reviso, no hay nada que obligue al protagonista a actuar, y, con ello, la historia no acaba de generar el interés que debería. A menudo, el problema se debe a que el protagonista únicamente desea algo, pero no lo necesita.
Fíjate: yo puedo tener el deseo de ganar una cierta cantidad de dinero para poder irme un mes de vacaciones a, qué sé yo, Papúa, pero este deseo no me obliga a conseguir ese dinero. Puede motivarme a trabajar muchas horas al día, pero si me aparece un obstáculo, como que tenga que dedicar tiempo a cuidar a un familiar enfermo, lo más seguro es que, simplemente, renuncie a mi deseo de viajar a Papúa. No tengo necesidad de hacer ese viaje. No se llega a generar un conflicto: la motivación es, narrativamente hablando, débil.
Ahora bien, imagínate que tenga una hipoteca y no la pueda pagar, y esté próxima la fecha del desahucio. En una situación así, sí estaré obligado a actuar para conseguir el dinero, ya que, de lo contrario, me veré en la calle. En caso de que tenga hijos pequeños, y vivan conmigo, la necesidad será todavía más imperiosa. Como ves, ahora sí ha tomado forma un conflicto: necesito conseguir un dinero, y ese dinero está por ahí, a mi alrededor, pero algo me impide acceder a él: no es mío, sino de otras personas. ¿Cómo lo conseguiré? ¿Le pediré a un amigo que me lo preste? ¿Robaré en una tienda? ¿Traficaré con drogas?
Objetivo dramático
Ya que estamos, hablaré un poco del tercero de los elementos que permiten generar el conflicto, el objetivo dramático, y dejaré para otra ocasión soltar el rollo sobre el protagonista y el antagonismo. El objetivo dramático es aquello que el protagonista pretende conseguir y que le ha de permitir satisfacer su necesidad dramática. No tiene por qué ser el mismo durante toda la historia, sino que puede ir cambiando.En el ejemplo, el científico primero lucha por hacerse con los datos, para que los agentes de la potencia extranjera le den el dinero que necesita, o le dejen de hacer chantaje, o se evite que estalle una guerra, o lo que sea que le haga falta, y luego lucha por ponerse a salvo de quienes pretenden acabar con él.
Si el objetivo que persigue el protagonista estuviese, ya de un inicio, al alcance de su mano, no se generaría ningún conflicto, y no tendríamos ninguna acción que mereciese la pena ser narrada. Es por esto que siempre has de procurar que algo impida o, por lo menos, dificulte, la consecución de ese objetivo, y es aquí donde deberán entrar en juego las fuerzas antagónicas, que podrán tomar muchas formas (pueden ser barreras, pueden ser fuerzas laterales que estén tratando de sacar al protagonista de su camino, puede ser una incógnita que haya de resolver, puede ser el tiempo, que corre en su contra...), pero que en cualquier caso provocarán que este camino que ha de recorrer no sea uno de rosas, sino justo lo contrario.
Clímax
El clímax es el momento de la historia en el que la intensidad del enfrentamiento entre el protagonista y las fuerzas antagónicas alcanza su nivel más alto. Esto significa que, en este punto, el protagonista necesita más que nunca alcanzar algo o evitar que suceda algo y, para su desgracia, las fuerzas que se le oponen son más poderosas que nunca.En la historia del espía forzoso, podríamos hacer que el clímax fuese el momento en el que el protagonista, tras haber sido identificado por los agentes de los servicios de inteligencia iraníes y haberles conseguido dar esquinazo cuando se disponían a detenerle, se dirija a la frontera, en un intento desesperado de salir del país y librarse así de sus perseguidores.
A menudo, en el clímax se resuelve la confrontación, ya sea a favor o en contra del protagonista, pero no siempre es así: en ocasiones, tras el clímax ya todo parece decantado hacia uno de los dos bandos, y, sin embargo, luego se produce un giro que resuelve el conflicto en el sentido contrario (de los giros hablaré más abajo). El clímax es únicamente el punto en el que el conflicto alcanza su culmen, no el lugar en el que la lucha queda resuelta. Tampoco es el punto en el que el protagonista se enfrenta a un dilema o sufre un cambio irreversible, por más que en el clímax pueda suceder todo esto y más.