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El dilema: un recurso argumental
o cómo hacer que tu personaje no sepa qué camino tomar
Por César Sánchez Ruiz
¿Necesitas desarrollar el conflicto de una historia y no se te ocurre qué obstáculos ponerle al protagonista? Algo que puedes hacer es enfrentarle a un dilema. En este artículo te explico qué es un dilema y cuál es la manera de usar este recurso argumental.
¿Qué es un dilema?
Un dilema es una duda entre varias opciones, ninguna de las cuales resulta, en principio, satisfactoria. En narrativa, decimos que un personaje tiene un dilema o se enfrenta a un dilema cuando, a cierta altura de la historia, se encuentra en una situación en la que se ve obligado a escoger entre varias posibilidades de acción y todas le parecen malas, de manera que no es capaz de decidirse por ninguna de ellas. Por lo general, en los dilemas, las opciones son dos, pero nada impide que sean tres o más.Pondré un ejemplo de dilema. Imagina una situación en la que un pequeño grupo de soldados haya quedado tras las líneas enemigas y tenga que ponerse a salvo como sea. La única forma de lograrlo es atravesar un desfiladero en el que el ejército enemigo mantiene una guarnición. Tras mirar el mapa, otear con los prismáticos y demás, el líder del grupo llega a la conclusión de que hay dos formas de atravesarlo: una es asaltar el nido de ametralladoras desde el que la guarnición controla la mayor parte del terreno; la otra es atravesar una zona que no está vigilada pero sí sembrada de minas. Ambas opciones son igual de peligrosas, por no decir suicidas. ¿Cuál elegir?
Un dilema obligará al protagonista a debatirse por encontrar una salida al problema. Lo habitual es que primero, por la cuenta que le trae, busque otras posibilidades de acción, y que luego ya, al no encontrar ninguna alternativa válida, analice con detenimiento las opciones que forman el dilema a fin de asegurarse de que la acción que finalmente lleve a cabo tenga el menor coste posible.
En el ejemplo de los soldados, el líder del grupo tratará de encontrar una forma alternativa de atravesar el desfiladero. Podría, por ejemplo, enviar un explorador a inspeccionar los riscos en busca de algún sendero escarpado que les permita atravesar el desfiladero por las alturas. Una vez se haya cerciorado de que no la hay, ya únicamente le quedará hacer un recuento de la munición que tienen, observar atentamente el movimiento de los guardias, calcular qué posibilidades tienen de cruzar el campo de minas sin hacer explotar ninguna, etc., todo ello antes de decidirse por una de las dos opciones.
¿Cómo diseñar un dilema?
En el momento de dar forma a un dilema, y para que todo resulte verosímil, has de asegurarte de que la situación en la que se encuentre el protagonista cumpla estas dos condiciones:La primera, que las opciones que formen la disyuntiva parezcan, a priori, igual de malas, es decir, que el protagonista no pueda saber, en un primer momento, si hay una peor, puesto que si una fuese claramente mejor que la otra, no tendría dudas de cuál elegir.
En el ejemplo de los soldados, ambas opciones son muy arriesgadas: por un lado, aproximarse al nido de ametralladoras sin ser vistos resulta prácticamente imposible, y, por otro, ninguno de los soldados del grupo es experto en detectar y desactivar minas. Tanto una opción como otra supondrán, seguramente, una o más muertes.
La segunda, que no haya, en principio, más posibilidades de acción que las que generan la disyuntiva, o que, en caso de que las haya, resulten aún peores. Esto último también se aplica a la opción de no hacer nada, es decir, de no tomar ninguna decisión.
En el ejemplo, el pelotón no tiene ninguna otra posibilidad de acción, ya que el terreno es escarpado y no hay más formas de cruzar el desfiladero, y tampoco pueden recibir refuerzos ni ayudas de ningún tipo. Y si se quedan donde están, sin avanzar, acabarán siendo rodeados y capturados por el ejército enemigo y, posiblemente, llevados a algún campo de concentración, donde lo más probable es que les ejecuten. Por este mismo motivo, la opción de entregarse tampoco es aceptable.