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Cómo estructurar una obra de ficción y evitar que la narración se te venga abajo (II)
Por César Sánchez Ruiz
En la primera parte del artículo Cómo estructurar una obra de ficción te había explicado cuál es la manera de estructurar una narración cuando la historia consta de una única línea de acción. Aquí tienes la continuación del artículo, en la que te explico algunas estructuras a las que se recurre para narrar historias más complejas.
Serán cuatro, las estructuras que explique: la historia dentro de la historia, las historias paralelas, las historias entrelazadas y la narración en dos tiempos. Las reconocerás enseguida. Resultan útiles, en particular, para levantar obras que tengan una cierta extensión: una novela, un guion de largometraje...
Bien, veámoslas:
La historia dentro de la historia
La primera estructura de la que te voy a hablar consiste en incluir en una historia la narración de otra. Ambas historias pueden transcurrir en el mismo lugar, pero se desarrollarán en tiempos distintos. Tanto una como otra tendrán entidad propia, en el sentido de que cada una consistirá en un conflicto que dará inicio, se desarrollará y se resolverá.Por ejemplo, podríamos contar cómo alguien que está a punto de ser desahuciado de su casa, y que está tratando de encontrar el dinero que necesita para saldar su deuda, encuentra un baúl con objetos y, entre ellos, un viejo diario en el que una persona anónima cuenta cómo llevó a cabo unos experimentos alquímicos y cómo, a raíz de estos experimentos, se le complicó todo.
Cuando estructuramos de esta manera, en algún punto de la primera historia alguien empezará a narrar, por el medio que sea, la segunda historia; la narración de la primera historia quedará detenida temporalmente, y pasará a narrarse la segunda historia tal como esté siendo transmitida en la primera historia.
A partir de este punto, podría narrarse la segunda historia en toda su extensión, y luego ya retomarse la narración de la primera historia, o, por el contrario, ir alternando entre la narración de una y la narración de otra, aunque lo habitual es que la narración de la segunda historia no se interrumpa demasiadas veces.
En cualquier caso, ambas historias deberán contribuir al conjunto de la obra más allá del hecho de que una se cuente dentro de la otra. Lo habitual es que la narración de la segunda historia acabe revelando alguna información que permita que los personajes de la primera puedan avanzar en su lucha o, directamente, resolverla.
En la historia que he puesto de ejemplo, podríamos hacer que la persona que lee el diario decida usar algunas de las fórmulas alquímicas para obtener el dinero que necesita, y esto, más que ayudarle, le traiga nuevas complicaciones.
Las historias paralelas
En vez de narrar una historia dentro de otra, podemos narrar dos o más historias que guarden un claro paralelismo. En ningún momento los personajes de cada una de estas historias tendrán conocimiento de los sucesos que conforman las otras, o, en caso de que sí lo tengan, lo que suceda en las otras historias no les afectará. Cada historia tendrá su inicio, su desarrollo y resolución. Podemos narrarlas bien una a continuación de otra, bien alternando entre las distintas narraciones.Por ejemplo, podríamos narrar las peripecias de varias personas que traten de entrar en otro país: una pidiendo asilo político, otra cruzando de madrugada una frontera terrestre, otra aventurándose a alcanzar la costa de otro continente en una embarcación junto con otras personas...
Por más que se trate de historias independientes, deberá existir algún nexo entre ellas, ya que, en caso contrario, no estarán contribuyendo a la unidad de la obra. Este nexo podría ser un objeto, un lugar, un suceso, un tema o cualquier otro elemento que puedan compartir sin que ello provoque que lo que ocurra en una llegue a influir en ningún momento en lo que suceda en las otras. Es importante, también, que entre las distintas historias haya un cierto contraste.
En el ejemplo que he puesto, por más que cada historia tenga sus propios personajes y en cada una de ellas la acción transcurra en un lugar distinto (un hotel, una frontera terrestre, el mar), en todos los casos la época sería la actual y se estaría narrando cómo alguien, obligado por las circunstancias, trata, en los tiempos que corren, de entrar en otro país.