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Cómo trocear —en capítulos— tu novela (I)
Por César Sánchez Ruiz
Una novela, por definición, tiene una extensión considerable, y no se escribe ni se lee de una sentada. Dividir una novela en capítulos facilita tanto su escritura como su lectura. En este artículo te explico qué es exactamente un capítulo, cuáles son las ventajas de dividir en capítulos una novela y te doy las indicaciones necesarias para que lleves a cabo correctamente esta división. Y para que no se quede todo en la simple teoría, al final del artículo te propongo un ejercicio, para que practiques un poco.
¿Qué es un capítulo?
Un capítulo es cada una de las partes encabezadas por un número o título, o por ambos, en las que se divide el texto principal de una novela. Precisamente, la palabra capítulo proviene del vocablo latino capitulum, diminutivo de caput, que significa "cabeza". En el encabezado de un capítulo se pueden incluir otros elementos: un texto que resuma su contenido, un dibujo, un epígrafe (una cita extraída de otra obra, real o ficticia)...Lo habitual es que cada capítulo tenga varias páginas y que la extensión de todos los capítulos de una misma novela sea similar. El número de capítulos de una novela puede variar, pero, por lo general, si es reducido (dos, tres, cuatro, cinco...), entonces, más que de capítulos, hablamos de partes. Es posible combinar en una novela partes y capítulos, es decir: una novela puede estar dividida primero en partes y luego en capítulos.
Pondré tres ejemplos reales de división de una novela en capítulos. La novela El talento de Mr. Ripley, de Patricia Highsmith, está dividida en 30 capítulos. La novela Soldados de Salamina, de Javier Cercas, está dividida en únicamente 3 capítulos (a los que, por tanto, podemos llamar partes). La novela 1984, de George Orwell, está dividida en 3 partes (PARTE I, PARTE II y PARTE III), que a su vez están divididas en capítulos (en 8, 10 y 6 capítulos, respectivamente).
¿Para qué sirve dividir una novela en capítulos?
Comentaré, antes de nada, que la división de una novela en capítulos determina en buena medida su estructura externa, esto es, la división del texto en sí, que es en cierta manera independiente de su estructura interna, que se refiere a las partes que conforman el argumento y la narración. A menudo, sin embargo, la estructura interna condiciona la externa.Fíjate: podemos haber ideado una narración lineal, con su planteamiento, su desarrollo y su resolución, y optar por dividir el planteamiento en tantos capítulos, el desarrollo en tantos capítulos y la resolución en tantos capítulos, pero también podríamos optar por no dividir el texto en absoluto. En el primer caso tendríamos una narración dividida en capítulos mientras que en el segundo tendríamos una narración que se compondría de un único bloque de texto, pero en ambos subyacería una estructura clásica, con su planteamiento, su desarrollo y su resolución.
La principal ventaja de dividir una novela en capítulos es que el lector podrá enfrentarse a ella por etapas, y de esta manera el texto le resultará más digerible. En el cierre de cada capítulo tendrá el lugar idóneo para detener la lectura si lo necesita, y con el inicio del nuevo capítulo podrá retomarla sin dificultad.
La división en capítulos también aporta una ventaja en lo que a la escritura se refiere. Si hemos planificado la novela y sabemos de antemano cuántos capítulos compondrán la narración y cuál será el contenido de cada uno, podremos abordar la escritura por etapas claramente delimitadas, y con ello la tarea resultará menos ardua. Y si no hemos planificado la narración, sino que vamos decidiendo los capítulos a medida que escribimos la novela, podremos considerar el cierre de cada uno de ellos como un paso más que hemos dado hacia nuestro objetivo de finalizar la novela.
Dividir una novela en capítulos tiene otras ventajas: permite encontrar con mayor facilidad un punto de la narración, ya sea para para releer una escena o para comprobar un dato, y también permite hacer referencia de manera unívoca a un fragmento de la obra para que otra persona (un editor, por ejemplo) lo revise, corrija o trabaje con él.