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Cómo escribir textos más breves
y mejorar así tu escritura (y, de paso, cuidar el planeta)
Por César Sánchez Ruiz
Una de las claves para escribir mejor es tomar consciencia de que conviene ser breve. Cuanto menos ocupe un texto, mejor se leerá y más opciones tendrá de ser seleccionado para una publicación, o de ganar un concurso, o de llegar donde sea. En este artículo te explico cómo lo debes hacer para acortar en lo posible los textos que escribas.
Acortar un texto, en el sentido en el que me voy a referir en esta explicación, no significa dejar de comunicar nada con él, sino seguir comunicando lo mismo, solo que con menos palabras o caracteres.
Si te fijas, el hecho de que un texto sea breve tiene otra ventaja, por más que ya no tenga que ver con la escritura en sí: un texto breve ocupa, en un fichero de ordenador, menos bytes, y su transmisión requiere menos energía, y también, en caso de que haya que imprimirlo, requerirá menos papel y tinta, y todo ello contribuirá a no dañar el planeta.
Bien. Voy a explicar ya algunas maneras que tienes de acortar un texto:
Para empezar, puedes, simplemente, decantarte por usar palabras y expresiones cortas en lugar de otras más largas que tengan el mismo significado.
Por ejemplo, en vez de...
solamente
... puedes poner...
solo
... y estarás acortando este fragmento de texto en más de un 50 %.
Otro ejemplo: en vez de...
de repente
... puedes poner...
de pronto
... y lo estarás acortando en un 10 %.
Y otro ejemplo: en vez de...
idénticos
... puedes poner...
iguales
... y lo estarás acortando en más de un 20 %.
Luego, puedes substituir las oraciones con sujeto pasivo y complemento agente por oraciones con sujeto activo. Así, en vez de...
La ciudad fue arrasada por un huracán.
... puedes poner...
Un huracán arrasó la ciudad.
... y te estarás ahorrando, en este fragmento de texto, un participio y una preposición. Con las frases con sujeto activo conseguirás, además, que la acción a la que se refiere el verbo resulte más visible, y esto es algo que te irá bien si estás narrando una historia.
Por supuesto, te convendrá elidir los sujetos siempre que sea posible. Eso sí, cada vez que elidas uno deberás asegurarte de que no haya posibilidad de dudar de cuál es ese sujeto. En el caso general, se interpretará que es el elemento (la persona, el escenario, el objeto...) que haya sido mencionado en último lugar, ya sea en esa misma oración o en una oración anterior, y que concuerde con el verbo en cuestión. Si no vigilas esto, y elides sujetos cuya última mención haya quedado muy atrás en el texto, es muy probable que se entienda que el sujeto es otro o que se dude entre varios posibles, y esto distraerá durante la lectura.
En particular, has de tener precaución en los casos en los que el verbo sea uno en primera o tercera persona del singular y esté en un tiempo verbal en el que estas dos formas coinciden, como pasa en, por ejemplo, el pretérito imperfecto de indicativo (yo tenía, el/ella tenía); si elides el sujeto en un caso así, podría no quedar claro quién es este. Por ejemplo, si empiezas una narración de la siguiente manera...
Lo tenía todo listo para cometer el atentado.
... no quedará claro si el sujeto es yo o, por el contrario, él o ella, y, en consecuencia, se dudará de si la narración está en primera o tercera persona.
A menudo, cuando no puedas elidir un sujeto, sí podrás reemplazarlo por un pronombre personal. Con un pronombre personal estárás dando algo más de información sobre el sujeto (su género o persona, por ejemplo), y esta información ayudará a evitar que se pueda producir una ambigüedad. Los pronombres personales también los podrás usar para substituir sintagmas nominales que cumplan otras funciones, no únicamente la de sujeto.
Sin lugar a dudas, como más vas a acortar un texto es detectando y eliminando redundancias. Una redundancia, como ya había explicado en este artículo, es el ofrecimiento por replicado de una información. En el caso general, las redundancias empobrecen el texto, ya que con ellas se da información que, sencillamente, no aporta nada.
Puedes empezar a deshacerte de texto redundante buscando todas aquellas expresiones en las que el significado de uno de sus términos ya esté implícito en los otros y eliminando la parte que no resulte útil.
Por ejemplo, la expresión...
protagonista principal
... es redundante, puesto que la palabra protagonista ya lleva implícito el significado de principal. La puedes dejar en...
protagonista
... así, sin más.