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3 aspectos a trabajar a la hora de crear un personaje de ficción
Por César Sánchez Ruiz
Espero que hayas empezado el año con ganas de sacar adelante tu proyecto literario. En este artículo voy a hablarte de tres aspectos que, en general, deberás tener en cuenta en el momento de crear un personaje de ficción, tanto da que sea el protagonista de la historia como que sea uno que apenas haga acto de presencia en ella.
Sin más, veamos estos tres aspectos.
Aspecto #1: ¿Qué virtudes y defectos tiene el personaje?
Un primer aspecto en el que conviene trabajar a la hora de crear un personaje es cómo de perfecto o imperfecto es. Para ello, necesitarás saber qué función cumple en la obra. De hecho, convendrá que, antes de nada, te asegures de que el personaje cumpla alguna función, ya que, de lo contrario, no habrá ninguna razón para que aparezca.Los personajes pueden cumplir funciones de un tipo u otro. Un personaje cumple una función dramática cuando contribuye a dar forma a la historia en si; es, por ejemplo, el caso del protagonista o del antagonista. También puede cumplir una función narrativa; lo hace cuando contribuye a que la historia sea narrada; sucede así cuando nos valemos del personaje para darle información al lector. También puede cumplir una función ambiental: en este caso, el personaje estará allí como parte del escenario, podríamos decir.
Una vez tengas claro qué función cumple el personaje, podrás trabajarlo para que se adecúe a ella. Si, por ejemplo, se trata del protagonista, deberás crearlo de manera que el lector pueda empatizar con él, y, así, se ponga de su parte en la lucha en la que participe.
A modo de ejemplo, si el protagonista de tu historia es alguien que vive de cometer asesinatos por encargo y que luego se gasta el dinero en vivir bien, difícilmente nadie se interesará por lo que le pueda pasar o dejar de pasar, y toda tu obra podría venirse abajo. En un caso como este, deberás añadirle los trazos de caracterización necesarios para que el lector pueda empatizar con él. Tal vez a esta persona algo le haya acabado llevando, contra su voluntad, a trabajar de asesino a sueldo.
Tampoco te conviene hacer que todos los rasgos que le asignes al protagonista de tu historia sean positivos, porque entonces lo que lograrás será justo lo contrario: que cause rechazo en el lector. De alguna manera, ya han quedado atrás los tiempos en los que los protagonistas de las historias eran seres sin defectos. Hoy en día, todos los protagonistas tienen, más bien, algo, o mucho, de antihéroes.
Si, por el contrario, un personaje es el objeto del deseo de otro (de manera que, por ejemplo, este se haya enamorado de aquel), sí te convendrá hacer que el personaje que cumple esta función sea la perfección hecha persona o, como mínimo, lo sea para el personaje al que ha encandilado.
Cuando el personaje es un antagonista, conviene, en el caso general, asigarle más rasgos negativos que positivos o hacer que, de la manera que sea, el lector no se ponga tanto de su parte como de la del protagonista. De hecho, un tipo de especial de antagonista es el antivillano: un personaje al que todos aprecian... menos el protagonista.
Recientemente he publicado dos artículos en los que explico algunas funciones dramáticas que pueden cumplir los personajes de una obra de ficción: en el primero explico cinco de ellas, y en el segundo, otras cinco.
Si la función que cumple el personaje no es argumental sino narrativa, igualmente deberás trabajarlo para que se adecúe a ella. Si, por ejemplo, tienes un coprotagonista, y quieres hacerlo servir para que el protagonista le cuente cosas, y así el lector pueda recibir ciertas informaciones, deberás caracterizarlo de manera que sea alguien que se preste a conversar.
Y si la funcion que cumple el personaje es ambiental, lo mismo. Si, por ejemplo, tu protagonista viaja a un país extranjero, y el trayecto desde el aeropuerto al hotel lo hace en taxi, y habla con el taxista, deberás trabajar este personaje, el taxista, para que contribuya a crear la sensación de que la ficción está transcurriendo en ese país. Es posible que tengas que informarte sobre el pais en cuestión. Fíjate en que, por ejemplo, si en vez de un hombre, el taxista fuese una mujer, este rasgo de la caracterización del personaje te estaría ya ayudando a informar de cómo es la sociedad de ese país.
Aspecto #2: ¿Cuál es su relación con el resto de personajes?
Un segundo aspecto que te conviene trabajar a la hora de crear un personaje de ficción es qué relación tiene con el resto de personajes que intervienen en la historia. Así, por cada uno de los otros personajes, deberás saber si el personaje que estás creando conoce al otro personaje de toda la vida o, por el contrario, apenas sabe quién es, si confía en él o no, si le aprecia o le menosprecia... Todas estas relaciones las puedes ir detallando en la correspondiente ficha de personaje.Fíjate en que la relación entre dos personajes la has de trabajar en ambos sentidos. A modo de ejemplo, un personaje podría estar enamorado de otro, y, en cambio, este otro ni saber que el primero existe.