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La escritura libre: un método de desbloqueo
o cómo escribir lo que piensas sin pensar en lo que escribes


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Por César Sánchez Ruiz



Relámpago



¿Sufres una sequía creadora? ¿No se dignan las musas a hacerte una visita? ¡No te preocupes! En este artículo del blog te detallo un método que te permitirá hacerte con las ideas que necesitas para escribir tus textos.

La escritura libre, que así se llama el método, consiste en ir plasmando en texto, durante un periodo no excesivamente largo (cinco o diez minutos son suficientes), las ideas que nos pasen por la cabeza, sean las que sean, sin prestar atención a la corrección, la utilidad o el interés de lo escrito.

El método es sencillo: a partir una idea cualquiera (un objeto que estemos viendo, un ruido que oigamos, una palabra que elijamos al azar de algún sitio...), dejaremos que fluya el pensamiento y lo iremos escribiendo de manera ininterrumpida hasta que termine el tiempo que nos hayamos dado para el ejercicio. Una idea irá llevando a otra. Si en algún momento no se nos ocurre nada, escribiremos "ahora no se me ocurre nada", ya que ése será, precisamente, el pensamiento que estaremos teniendo, y si algo nos interrumpe (el teléfono, que suene, por ejemplo), escribiremos el pensamiento correspondiente ("vaya, ahora suena el teléfono"). Es muy importante que en ningún momento analicemos lo que estamos escribiendo.

El que sigue es un ejemplo de texto obtenido mediante escritura libre:

Vómito de consciencia. 3 palabras, las veo en la pantalla. Tengo que acabar de escribir la historia del tapacubos. Me falla el final, no acaba de cuadrar, es cuestión también de tiempo dar con la solución. Se me ha ocurrido un título, "Piezas". También, si escribo un libro de relatos, me vale para el libro. En argentino significa "habitaciones", allí no pega. De momento tengo éste, y ya se me ocurrirá uno mejor. No vale la pena pensar en el título antes, porque acaba saliendo, de alguna frase. Woody Allen, sale por la tele, es una peli en blanco y negro, puede ser Manhattan, aunque no me suena la escena, y la otra es la Mia Farrow o la otra actriz, el nombre es parecido, siempre las confundo, fue su mujer, o las dos lo fueron. Tuvo un lío de no sé qué con la hija. Como el otro, el Polanski, que no le dejan entrar en Estados Unidos. Bueno, sí le dejan, pero el tío no quiere ir. Luego está el otro, el Bobby Ficher, o Fisher, tampoco le dejaban entrar, vivía en Islandia. El tío acabó mal, paranoico perdido. Tanto pensar jugando al ajedrez... Pensar no es bueno. Lo dice la Rodoreda en La meva Cristina: "no hi pensis". Qué bueno el relato. También es un monólogo, creo. Éste no lo es, es un vómito de consciencia. 3 palabras. Queda mal un número al inicio de una frase.

La escritura libre puede usarse como revulsivo contra aquellos sentimientos que bloquean la creación literaria, como la desgana o el afán de perfección. De un texto obtenido mediante este método podemos sacar frases o ideas (personajes, escenarios, escenas, situaciones...) que nos motiven o inspiren para escribir textos más elaborados.

Así, del texto que he puesto de ejemplo podríamos aprovechar la idea de que alguien pueda volverse loco por pensar demasiado y a partir de ella desarrollar una historia en la que, yo qué sé, un robot enloquezca de tanto calcular y alguien tenga que hacer que recupere la razón para que no se pierda la información tan valiosa que tiene en su memoria.

También podemos usar la escritura libre para desarrollar un tema. En este caso, se trata simplemente de partir de la idea sobre la que queramos escribir y dejar que el pensamiento fluya en torno a ella. Si en algún momento viésemos que nos hemos ido por las ramas, volveríamos a la idea de la que hayamos partido o a alguno de los pensamientos que ya hayamos tenido y dejaríamos fluir de nuevo el pensamiento a partir de ese punto.

Por ejemplo, podríamos usar la escritura libre para desarrollar la idea del robot que se vuelve loco:

Robot loco. Bueno. ¿Y por qué se ha vuelto loco el robot? Tendrá que visitarlo un loquero de robots. Quizás lo internen en un psiquiátrico. ¿Lo meterán en una celda acolchada? ¿Los robots locos se golpean la cabeza contra la pared? Esto que estoy escribiendo lo van a leer los subscriptores. Pensarán que estoy loco. Como el robot. Como el Ficher. Fisher. Me estoy desviando del tema. Volvamos al robot. Robot loco. Los seres humanos también se vuelven locos...

De este texto podríamos aprovechar la idea de que un robot sea internado en un manicomio. Luego, a partir de esta idea, podríamos pensar en un manicomio exclusivo para robots, e, incluso, que los trabajadores del manicomio fuesen también robots.

Bueno, pues aquí termina la explicación. Espero que te haya resultado valiosa. Si te has quedado con ganas de leer más, aquí tienes un artículo sobre el monólogo interior, técnica narrativa que guarda relación con la escritura libre.



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