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Qué es (y qué no es) un haiku


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Por César Sánchez Ruiz



en el sendero
infinidad de flores
una amapola


Antonia Fiaño Valverde


El haiku es un género poético originario de Japón. Internet ha contribuido a que sea conocido en todo el planeta. Lamentablemente, no todo lo que se publica bajo la etiqueta «haiku» lo es, y esto amenaza con desprestigiarlo. ¿Qué es, en realidad, un haiku? ¿Qué no lo es? En este artículo, y con el ánimo de ayudar en la correcta difusión de este género literario, te lo explico.

1. Los haikus se escriben en 5-7-5 sílabas

Sin duda, el rasgo más distintivo de un haiku es su forma: los haikus se escriben en tres versos sin rima, de 5, 7 y 5 sílabas, respectivamente. Esta métrica es flexible: nada nos impide escribir haikus que tengan un número de sílabas ligeramente distinto, que no por ello dejarán de ser haikus.

De hecho, los haikus, en japonés, no se escriben en 17 sílabas, sino en 17 moras. La mora es una unidad fonética algo más breve que la sílaba (17 moras equivaldrían, de media, a unas 14 o 15 sílabas). Esto nos da plena licencia para escribir haikus con alguna sílaba menos de las 17 habituales.

Que el haiku tenga en su forma un rasgo tan distintivo ha provocado que se piense que basta con que un poema tenga 5-7-5 sílabas para que se le pueda llamar haiku. Esto es un error. El haiku, además de su brevedad, tiene otros rasgos definitorios. Sigamos leyendo...

2. Según la tradición, todo haiku ha de incluir un kigo

El kigo es una palabra o expresión que indica la época del año a la que se refiere un poema. Por ejemplo, la palabra «nevada» remite al invierno, ya que es en esta época cuando más nieva. La expresión «cerezos en flor», por su parte, remite a la primavera, ya que es en esta época cuando florecen los cerezos.

En el siguiente haiku, el kigo es la expresión formada por las dos primeras palabras, que nos remite a los inicios de junio:

Despierta junio.
Habitan la mañana
coches y árboles.


Francisco Ferrero

La inclusión del kigo, en un haiku, no es obligatoria. Los haikus clásicos sí lo suelen llevar, pero perfectamente podemos escribir haikus que no incluyan ninguna referencia estacional, que no por ello dejarán de ser haikus.

3. Los haikus muestran escenas de la naturaleza o de la vida cotidiana

Por lo general, los haikus muestran escenas de la naturaleza (animales, plantas, paisajes, fenómenos meteorológicos) o de la vida cotidiana, en los pueblos, en las ciudades y en los caminos.

Y de repente
una hoja tardía
vuela del árbol


Pedro José Merlos Navarro

En un haiku, el «yo» queda al margen: el poeta no nos habla tanto de lo que le sucede a él como de lo que sucede enfrente de él. Se convierte así en un mero observador de la realidad que le rodea. En un haiku, el poeta puede referirse a sí mismo o expresar una opinión o inquietud, pero, si lo hace, lo supeditará a la descripción de la escena y a la comunicación de la emoción que le ha causado su contemplación.

No me alojaron.
Vi luces, y en la nieve
casas en fila.


Yosa Buson

4. Un haiku transmite la impresión que ha causado la contemplación de algo

En un haiku el haijin transmite la emoción que ha sentido al contemplar algo. Es aquí donde el haiku deja de ser un texto meramente descriptivo para convertirse en poesía. La impresión transmitida puede ser una de belleza, de armonía, de serenidad, de fugacidad, de melancolía... A menudo, la escena mostrada remitirá a un significado universal.

Por el camino
entre tilos esbeltos
luces y sombras


María Jesús Arias Vega

La impresión la ha de transmitir, más que el poeta, la propia escena mostrada. El lector deberá ser capaz de contemplar lo mismo que ha contemplado el poeta y, con ello, sentir la misma emoción que ha sentido él.

No podrá ser considerado haiku, por tanto, un texto que se limite a ser humorístico o ingenioso, por más que tenga 5-7-5 sílabas, incluya un kigo y muestre una escena, como tampoco lo podrá ser uno en el que simplemente se exprese un pensamiento.

5. Los haikus se escriben con un estilo natural y sencillo

Al escribir haikus debemos evitar cualquier recurso estilístico que pueda distraer al lector de lo realmente importante en este tipo de poesía: la escena mostrada y la emoción que ha causado su contemplación.

Lluvia de mayo.
Las colinas de Ueno
me harté de verlas.


Masaoka Shiki

«Un haiku es un dedo que apunta a la luna, pero si el dedo está ensortijado, el lector se fijará en el dedo, y no en la luna». Si recargamos el poema con metáforas, personificaciones, aliteraciones, un vocabulario culto, etc., forzamos la colocación de los adjetivos a la izquierda del nombre o alteramos el orden natural de los elementos de la frase de cualquier otra manera, estaremos llevando el poema a un terreno que no es del haiku. Las palabras, en un haiku, no han de llamar la atención por sí mismas.

Nada nos impide, de todas maneras, usar, por ejemplo, una metáfora, siempre que su función sea ayudar en la descripción de la escena o en la transmisión de la impresión poética:

Desde la rama,
la gota de rocío,
cristal Swaroski.


Liliana Luisa Weisbek


Como sucede con cualquier género literario, la línea que delimita el haiku no es nítida: siempre habrá una franja habitada por textos que para muchas personas todavía serán haikus mientras que para otras ya habrán dejado de serlo.

Bueno, pues hasta aquí este artículo. Espero que la explicación te haya resultado valiosa.

¿Quieres que te enseñe a escribir haikus? He escrito un artículo en el que doy a conocer la técnica básica de este género poético. Es un contenido que no he publicado en el blog. Si lo deseas, puedes descargártelo.


Haikus de Yosa Buson y Masaoka Shiki tomados de Jaikus inmortales, Antonio Cabezas, Ediciones Hiperión, 1983. El resto son haikus de mis alumnos.