Blog > Cómo trabajar las motivaciones de tus personajes
Cómo trabajar en lo necesario las motivaciones de tus personajes
y evitar que estos vayan por tu obra como pollos sin cabeza
Por César Sánchez Ruiz
Los personajes, en una historia, no han de actuar porque sí, sino movidos por unos deseos y unas necesidades. Si no trabajas convenientemente estas motivaciones, la historia no generará todo el interés que debería. En este artículo te explico lo necesario para que a tus personajes no les falle el motor dramático.
¿Qué es la motivación de un personaje?
La motivación de un personaje es el conjunto de razones por las que el personaje actúa como actúa: los factores, tanto internos como externos, que impulsan al personaje a comportarse de una determinada manera, y no de otra.Pondré un ejemplo: imagina que tenemos una historia en la que un inspector de policía lleve tiempo investigando un caso que le esté requiriendo muchas horas al día, y que su jefa le pida que se tome unas vacaciones. La motivación de la jefa podría ser que no quiera que el policía enferme, porque le preocupa su salud, pero también podría ser que esté viendo que la investigación no avanza y quiera poner a otra persona al cargo.
En narrativa, este término, motivación, no se refiere al ánimo que un personaje tenga de hacer algo, que es el significado con el que a veces usamos la palabra en la vida real, sino al motivo de que, con ganas o sin ellas, lo haga.
Las muchas o pocas ganas que tenga la jefa de hacer su trabajo no es, narrativamente hablando, la motivación del personaje, por más que estas también vayan a influir en su comportamiento en lo relativo a, por ejemplo, cómo se expresará cuando hable con el inspector.
La motivación de un personaje no tiene por qué ser la misma a lo largo de toda la historia, sino que puede ir cambiando. También, el personaje puede tener varias motivaciones al mismo tiempo, de forma que, por ejemplo, unas se sumen a otras para, entre todas, impulsar al personaje a llevar a cabo determinada acción.
¿Por qué es crucial trabajar las motivaciones de los personajes?
Lo es por dos motivos:Si no tenemos claro qué es lo que motiva a un personaje a hacer lo que hace, nada nos estará indicando cómo se comportará el personaje en determinada situación, y entonces le haremos actuar exclusivamente según nos vaya bien en la historia. Esto acabará provocando que su comportamiento resulte arbitrario, infundado, errático, y que, con ello, se resienta la verosimilitud, ya que, en la vida real, las personas no actuamos porque sí, ni ahora de una de manera, ahora de otra, en el caso general.
Por otro lado, es imprescindible, en una obra de ficción, que ciertos personajes tengan una motivación lo suficientemente fuerte como para que actúen de la manera que requiere la historia. Si no nos hemos preocupado de buscarles estas motivaciones, los personajes no se meterán en problemas, o no tendrán que superar obstáculos, o no se enfrentarán a nada o a nadie, y entonces no podremos generar adecuadamente los conflictos que habrán de vertebrar la narración.
En una historia en la que alguien investigue un asunto, la persona que lo investigue tendrá que tener la motivación necesaria para ello. Si se trata, por ejemplo, del inspector de antes, al que le habían asignado el caso, la motivación ya la tendremos: ha de cumplir con su trabajo. Si no es este policía, sino un detective privado al que alguien haya contratado para que indague, entonces también tendremos la motivación necesaria, aunque, en este caso, si las cosas se ponen feas, esta podría no ser la suficiente como para que el personaje quiera seguir investigando. Y ya si no es un policía ni un detective privado ni nadie al que le paguen por investigar, y aun así queremos que indague, tendremos que buscarle una razón de que no le importe dedicarle tiempo y esfuerzo al asunto.