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Cómo saber si escribes bien
Por César Sánchez Ruiz
¿Quieres saber si los textos que escribes son buenos? De momento, las inteligencias artificiales no te lo pueden decir. En este artículo te explico cómo lo debes hacer para averiguar el nivel de tu escritura.
Tengo que decir, antes de nada, que hay tendencia a pensar que se escribe mejor de lo que realmente se escribe. Esta es la razón de que, por ejemplo, una buena parte de los textos que se reciben en los concursos literarios sean descartados apenas se les ha echado un vistazo, y que lo mismo suceda con los que se reciben en las editoriales; las personas que los envían lo hacen, por lo general, con el convencimiento de que su texto merece la victoria en el concurso o la publicación por parte de la editorial, pero, a menudo, esto está muy lejos de ser verdad.
Voy a darte a conocer tres maneras que tienes de hacerte una cierta idea de cómo de bien o de mal escribes. No me referiré a ningún género literario en particular: lo que voy a explicar te servirá tanto si escribes relatos o novelas, como si escribes guiones de cine, obras de teatro, poesía, ensayos, etc.
Una primera manera, que no es la mejor, es darle uno de tus textos a alguien a quien le guste la lectura y pedirle que lo lea y te dé su opinión. Tendrá que ser una persona con la que tengas confianza: alguien de tu familia, por ejemplo. A menos que la obra sea un mamotreto de mucho cuidado, no te costará encontrar a quien se preste a ello. Cuando pidas el favor, informa de la extensión de la obra; así, la persona a quien se lo estés pidiendo podrá hacerse una idea del tiempo que tendrá que dedicarle al asunto.
La principal desventaja que tiene este método es que la opinión que recibas no será muy fiable: la persona que te la dé no querrá que te sientas mal, y tenderá a darte una opinión que, en líneas generales, será positiva, le haya parecido buena la obra o no.
A modo de ejemplo, la persona a la que le hayas pedido que lea tu novela podría decirte que le ha resultado entretenida cuando, en realidad, se le ha hecho algo pesada. Que le haya resultado pesada podría haberse debido a que en ella te has dedicado a exponer una y otra vez las mismas ideas, o porque la historia carecía de conflicto, o por cualquier otro motivo, pero esto, con una opinión de este estilo, difícilmente llegarás a saberlo.
Otra desventaja de este método es que, por lo general, la persona a la que le hayas pedido el favor te dará una opinión basada exclusivamente en sus gustos, y, de esta manera, perfectamente podría suceder que lo que te diga, más que ayudarte, te despiste.
Así, podría decirte que la narración se sigue bien, pero que la historia no le ha resultado demasiado atractiva, cuando perfectamente podría ser que sí fuese una buena historia, pero que se tratase de un drama realista, cuando lo que a esta persona le gusten sean las historias que hacen volar la imaginación, como las de fantasía y las de ciencia ficción.
Otra opción que tienes para hacerte una idea de si tus textos son buenos es participar en concursos literarios. Cada texto con el que participes en un concurso será evaluado por un jurado, y cuando se haga público el fallo podrás saber si tu obra ha sido valorada positivamente o, por el contrario, desestimada. Simplemente, si tu texto es mencionado como ganador o finalista, o recibe una mención de cualquier otra forma, significará que ha sido apreciado; en caso contrario, lo más probable es que no tuviese la calidad necesaria para optar a la victoria, aunque esto nunca lo sabrás a ciencia cierta, porque también podría ser que se haya quedado por el camino por razones que no tengan que ver con lo bien o mal escrito que esté.
Para que este método te dé resultado, lo ideal es que participes en concursos en los que, aparte de anunciarse el texto ganador, se anuncien también tanto los finalistas como los que hayan conseguido pasar alguna selección previa. De esta manera, podrás hacerte una idea más aproximada de hasta qué punto ha sido estimado tu texto.
Deberás desconfiar, eso sí, de aquellos concursos que convoque ediciones con demasiada frecuencia (una al mes, por ejemplo) y que anuncien con cada fallo una extensa lista de seleccionados. A menudo, el interés que mueve a los organizadores de este tipo de concurso es que los participantes compren el libro en el que se recopilarán la mayor parte de los textos recibidos.
Por otro lado, te convendrá evitar los concursos que vayan a tener una participación masiva y únicamente anuncien el ganador y los finalistas, ya que entonces será poco probable que tu texto llegue a ser mencionado, y te resultará difícil sacar cualquier conclusión acerca de si era bueno o no. De la misma manera, te convendrá evitar aquellos que vayan a tener muy poca participación y anuncien tanto finalistas como seleccionados, ya que entonces será muy probable que tu texto acabe entre ellos, sea bueno o no, e igualmente se te hará difícil sacar conclusiones.
Un concurso que te permitiría hacerte una cierta idea de si escribes bien o no es, por ejemplo, el Certamen Literario Calle Running, que convoca la revista Calle Running. Es un concurso de relato corto en el que puede participar cualquier persona mayor de 18 años. No tiene mucha participación: en la última edición, únicamente 55 obras optaron a la victoria; en parte, esto se debe a que el premio no es dinero, y también a que solo se admiten textos que traten del atletismo. En el fallo del jurado se anuncia la obra ganadora y las otras 9 finalistas. Así, si participas en este concurso, sería raro que, si los textos que escribes son buenos, como mínimo uno de los dos que envíes (se permite enviar un máximo de dos) no acabe siendo mencionado en el fallo.
Aprovecho para comentarte que si quieres saberlo todo sobre los concursos literarios, tienes a tu disposición mi guía Cómo llevarse el gato literario al agua.
Sin lugar a dudas, la mejor manera de averiguar cómo de bien o mal escribes es pedirle la opinión a alguien que se dedique profesionalmente a hacer este tipo de valoraciones. Lógicamente, estarás requiriéndole que te dedique su tiempo, y tendrás que pagarle por ello; nunca, a menos que sea alguien con quien tengas mucha confianza (y aún así), deberías pedirle que te lo haga como un favor.
Cuando recibas una opinión profesional, no tendrás que preocuparte de que hayan tenido piedad contigo: la persona que te haya dado la opinión no habrá buscado complacerte, sino informarte de qué está bien en tu obra y qué no lo está, para que seas consciente de ello y actúes en consecuencia.
Tampoco deberás temer que la valoración que hayas recibido sea más subjetiva que objetiva y, por ello, pueda despistarte. La persona que te la haya hecho no te dirá si tu obra le ha gustado o no, sino que te informará de si está o no bien escrita sin tener en cuenta sus preferencias literarias.
Con este tipo de opinión podrás, además, obtener indicaciones precisas en relación a los puntos fuertes y débiles que tenga la obra, así como recomendaciones de corrección y mejora. Todo ello lo podrás extrapolar luego a tu escritura en general.
A modo de ejemplo, la persona a la que le hayas pedido que evalúe tu novela podría informarte de que, por más que la narración se sigue bien, la historia no acaba de generar todo el interés que debería e indicarte que esto se debe a que apenas le has puesto obstáculos al protagonista; podría, incluso, sugerirte algunos obstáculos que podrías ponerle. Con toda esta información que te dé, podrás no solo mejorar esta novela, sino abordar con mayores garantías las que escribas en el futuro.
Tomar consciencia de cómo de bien o mal escribes te servirá para saber a qué puedes aspirar con tu nivel de escritura actual y, sobre todo, para tener claro hasta qué punto te conviene seguir formándote antes de afrontar los retos que tengas en mente. Darse cuenta de lo que todavía no se sabe, asumirlo y actuar para solventarlo forma parte de cualquier proceso de aprendizaje.